Hoy voy a hablar de nuestras gallinas...
Cuando estuvo hecho el gallinero fuimos a por ellas. Nos decidimos por la raza autóctona valenciana "la gallina de Chulilla",que son negras con reflejos metálicos. Nos llevamos cinco. Se adaptaron
a nosotros y a su gallinero enseguida pues les interesa todo.
Se pasan el día recorriendo todo el terreno buscando comida natural. Además de lo que encuentran les damos los restos de la huerta y un puñado de grano al día. A la hora del crepúsculo no las busques ya que es el momento de entrar al gallinero, colocarse cada una en su sitio, tarea conflictiva a veces entre ellas y prepararse para la noche.
Pasado un tiempo pensamos que un gallinero sin gallo no es un gallinero y fuimos a por uno. Es de la misma raza, pequeño pero muy chulito, no para de cantar y es precioso. Además pone orden entre ellas que tienen mucha jerarquía. Pues bien, ahora hablaré de la recompensa:
- Nos divierte, entretiene y relaja ver pasear al gallo con sus gallinas vigilándolas y protegiéndolas.
- Casi no dan trabajo.
- Cuando el gallo quiere ligar con una hace un baile muy gracioso alrededor de ella dando pasitos, emitiendo al mismo tiempo ruidos y arrastrando un ala casi a ras del suelo, en fin todo un espectáculo.
- Los excrementos los aprovechamos para la huerta.
- Es una ilusión y una satisfacción recoger los huevos del nido. De hecho, todo el que viene a nuestra casa quiere hacerlo.
- Y que decir de los huevos!. Están buenísimos y salen unas tortillas con mucho sabor y color.
Hoy por hoy, nuestras gallinas y gallo forman parte de nuestra familia.